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40 años de INVAP
Somos con enorme orgullo la casa donde nacio, crece y vive la empresa INVAP. Reactores, satélites, radares y mucho más.
La empresa estatal rionegrina Invap cumple 40 años de vida, en pleno proceso de expansión y desarrollo. Tras cuatro décadas alcanzó un plantel de 1.420 empleados y contrata partes, insumos y servicios a 150 empresas, organismos, universidades y otras entidades nacionales.
En ese camino Invap se convirtió en uno de los referentes internacionales de la industria, en especial después de ganar la licitación para el diseño y construcción del reactor OPAL en Australia, uno de los más complejos y modernos del mundo, de un presupuesto de casi 100 millones de dólares, que desde hace diez años no cesa en su funcionamiento y productividad óptimos.
Luego ganó con la oferta económica un concurso en Holanda, también frente a tres grandes competidores –uno francés y dos coreanos- para proveer un reactor de 350 millones de euros.
Contratada por CONAE –a su vez asociada en misiones a la principal agencia espacial del mundo, la NASA estadounidense- construyó la serie de cuatro Satélites de Aplicaciones Científicas (SAC), de observación de la Tierra; a la que agregó dos más para el proyecto ítalo argentino SAOCOM, y se consagró con la fabricación para la agencia satelital ARSAT de otros dos de comunicaciones.
De esta manera Invap se colocó con Argentina entre los únicos ocho países en alcanzar esta capacidad industrial, con una enorme competitividad frente a los más fuertes y desarrollados del mundo.
Más recientemente Invap incursionó en la industria aerocomercial y de seguridad, con el aporte de 13 radares monopulso para control de movimiento de aviones en aeropuertos argentinos, y otros tres tridimensionales para operar en las fronteras con vuelos clandestinos.
Hitos
Invap comenzó con desarrollos de la industria nuclear, que vendía a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y su primer producto importante fue el Reactor Argentino RA-6, reactor multipropósito de investigación, inaugurado en 1982 en el Centro Atómico Bariloche.
Luego fabricó el reactor RP-0 y el RP-10 para Perú, el ETRR-2 para Egipto, el NUR para Argelia, y participó en el diseño y desarrollo del RA-8 (CAREM) de Argentina, un proyecto de reactor nucleoeléctrico para pequeñas ciudades.
La empresa alcanzó la cima en este terreno con el reactor de investigación OPAL para Australia.
A la par de este crecimiento, INVAP incursionó también con éxito en la industria aeroespacial.
Comenzó diseñando la serie de Satélites de Aplicaciones Científicas (SAC) para la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
Así fabricó el SAC-A, SAC-B y SAC-C, hasta llegar al SAC-D, la estrella de la serie, ya que fue el vehículo en el que confió la NASA (la principal agencia espacial del mundo) para poner en órbita el instrumento Aquarius, de 200 millones de dólares, para uno de sus más trascendentes proyectos de investigación del cambio climático global.
Invap también se desarrolló en la industria de radares, y proveyó al Estado nacional 13 radares monopulso para el control del tráfico aerocomercial, ya instalados y funcionando en igual número de aeropuertos, y otros tres tridimensionales para la Fueza Aérea, en proceso de instalación en la frontera norte. (Económicas Bariloche)